Pie de foto (XXII)

Nos vestimos para la ocasión y, al desvestir el alma, nos desnudamos por dentro tratando de ocultar la parte de nosotros que no queremos mostrar.

Y seguimos tapándonos. Y seguimos disfrazándonos.

Por agradar a miradas ajenas.

Por evitar críticas hirientes.

Y así, olvidamos quiénes somos, esperando convertirnos en aquello que otros esperan de nosotros.

Y el tiempo pasa.

Y la vida se va volando. Y nosotros dejamos de bailar.

Y cuando nos damos cuenta, estamos a las puertas de la muerte arrastrando una vida que no era nuestra, pero con la que quisimos cargar por miedo a no ser aceptados.

Y cargamos con nuestra pena, sin gloria ninguna. Y justificamos los errores cometidos lanzando dardos fuera.

Y pensamos si habrá valido la pena vivir contentando el gusto ajeno, cuando enfermos y viejos nos miramos solos frente a un espejo. Y lo único que vemos son las sombras de aquellos que nunca fuimos, por miedo a decepcionar.

Y todavía nos importa el qué dirán. Cuando el cadáver inerte yazca en paz, nuestra voz temblorosa resucitará para gritar. Y entonces... se oirá nuestra verdad.

Cuando nadie ya la pueda escuchar.

Virginia Sánchez Romo.

Licenciada en Periodismo Audiovisual. Formada en Gestalt de Infancia y Adolescencia; y en Terapia Social y Pedagogía Curativa, desde la Antroposofía. Estudiante de Cuentoterapia.

Todas las fotografías que aparecen en esta sección han sido realizadas con un teléfono móvil.

Anterior
Anterior

La novia verdadera y el suicidio: desesperación, lealtades, madurez e iniciativa.

Siguiente
Siguiente

Cuentoterapia y música metal