La novia verdadera y el suicidio: desesperación, lealtades, madurez e iniciativa.

Malén Álvarez Ruiz

Profesora universitaria, tallerista y terapeuta. Ha elaborado un material de coeducación basada en cuentos llamado Cuidar es otra historia.

El día mundial de la Salud Mental (10 de octubre) de 2023, el Ministro de Sanidad José Miñones recordaba que la salud mental es un asunto de prioridad para las políticas públicas de sanidad *1. El ministro resumía los aprendizajes obtenidos del servicio telefónico 024 de atención a la conducta suicida -que, decía, ha ido incluyendo una respuesta rápida a necesidades de bienestar emocional- y mencionaba cómo en el caso de los jóvenes el malestar en salud mental está relacionado con las tecnologías y las redes sociales. Las personas jóvenes en España parecen estar expuestas de manera grave a la falsa seducción de conductas y actitudes tóxicas, y a la desconexión de la vida. Por difícil que nos resulte aceptarlo, adolescencia, depresión, adicción, tecnología y suicidio han coincidido en un marco conceptual compartido: nos vemos obligados a pensar qué relación hay entre todo ellos. Esto implica, a su vez, hablar de sentido (o sinsentido), de angustia, de salud mental, y preguntarnos qué nos ata a la vida. Hablar de las palabras que construyen un horizonte de sentido, de la relación con lo que nos importa, y de las experiencias que lo propician o lo impiden. Este hablar, entre nosotros y con nuestro interior, podrá aproximarnos al comprender (o, al menos, intentarlo). Y tendrá que ver también con escuchar, ser escuchados y saber que somos escuchados. Y contar. Contar historias que nos recuerden quiénes somos, a qué pertenecemos, cuál es nuestra dignidad, y qué caminos podemos recorrer para crecer y encontrarnos.

La preocupación por los efectos de las nuevas tecnologías y las redes sociales entre los jóvenes es un asunto de debate social. Entre los jóvenes de la “generación Z” se expande una tendencia a recuperar teléfonos móviles analógicos para desintoxicarse de las redes sociales y recuperar espacios personales y relacionales *2. Y el debate sobre la prohibición del uso de los móviles en los centros escolares está planteado como un asunto a regular por la administración pública *3 . Hay algunas iniciativas de familias que se han agrupado para proponer la prohibición del uso de teléfonos móviles entre menores *4. En suma, hay un debate abierto sobre este tema y una preocupación extendida entre algunos sectores de población (sobre todo, familias y profesorado) sobre el efecto que tienen los dispositivos móviles y las redes sociales entre la población joven.

La digitalización global acelerada ha traído efectos multiplicadores en muchos sentidos. De sus logros y potencialidades, unas conocidas y otras por explorar, no vamos a hablar aquí, porque no son preocupantes. Pero sí que lo son otros efectos (¿colaterales o centrales?) que están teniendo sobre las personas y sobre las relaciones: cultura de la inmediatez, generalización de la lógica del consumo, banalización y mercantilización de las relaciones, de la sexualidad y de la imagen, ruido continuo, hiperestimulación, deterioro de la atención, fragmentación de contenidos, falta de intimidad, falta de conexión con el cuerpo, los ciclos naturales y la relación cara a cara, deterioro de las habilidades sociales, dificultades para tolerar la frustración, debilitamiento de la autoridad reconocida, dependencia emocional, agresividad y ansiedad. Si todo esto es difícil para las personas adultas, mucho más lo es para las personas que están inmersas en la construcción de su identidad. El delicado y turbulento proceso de construcción del yo necesita límites, referencias y compromiso personal tanto como libertad, experimentación y tolerancia a la incertidumbre. Hay que preguntarse si la sociedad digitalizada está ofreciendo lo suficiente de todo ello.


*1 Puede verse en https://consaludmental.org/dia-mundial-de-la-salud-mental/dia-mundial-de-la-salud-mental-2023/

*2 https://edition.cnn.com/2023/01/15/business/flip-phone-gen-z-ctrp/index.html

*3 https://www.rtve.es/noticias/20231218/veto-moviles-colegio-comunidades-educacion/2467149.shtml

https://elpais.com/educacion/2023-12-13/el-gobierno-propone-restringir-el-uso-de-los-telefonos-moviles-en-los-centros-educativos.html%20]

*4 https://www.lavozdegalicia.es/noticia/sociedad/2023/11/11/familias-unidas-dar-hijos-movil-inteligente-16-anos/0003_202311G11P23992.htm

https://www.larazon.es/cataluna/millar-familias-profesores-catalanes-unen-prohibir-moviles-16-anos_2023110265437197b2761500019116a6.html


En este ejercicio de la palabra, nos queremos dar la oportunidad de traer al frente algunas pistas que nos ofrecen los cuentos tradicionales. Partimos de una hipótesis: para los jóvenes actuales, el acceso sin límites a la tecnología y a las redes sociales es una falsa novia. Con una intención muy discreta (puesto que esta reflexión no es ni un estudio científico, ni una sistematización de experiencias de trabajo), ofrecemos aquí un pequeño paseo por algunos cuentos tradicionales para mostrar cómo (y cuándo) presentan el suicidio y qué luz nos pueden aportar. En particular nos interesa en este caso explorar la relación entre el suicidio y la imagen simbólica de la falsa novia y la novia verdadera.

Significado simbólico del suicidio

Etimológicamente, suicidio (del latín sui, de sí mismo, y cidium, -cidio), significa matarse a uno mismo. Es una palabra que contiene al mismo tiempo un elemento activo (occidere, matar) y un elemento pasivo (a sí mismo), de forma que quien ejecuta la acción es a la vez quien la sufre. Esta es la cualidad de los verbos que llamamos “reflexivos”, que vuelven sobre sí mismos. En su versión castellana, la vuelta sobre sí mismo es doble: sui-cidar-se. Sin duda, esto nos lleva a poner la atención en uno mismo, en el sí mismo y sus experiencias, para poder entenderlo.

Tanto la experiencia misma como la capacidad movilizadora del suicidio son conocidas desde antiguo. Hay numerosas referencias literarias y artísticas al suicidio, que no nos alargaremos en enumerar. En cualquier caso, dan testimonio de que el suicidio, siendo una experiencia íntima y personal, tiene un fuerte impacto social y político, con connotaciones éticas y religiosas. Una persona que muere, muere también para los demás; y esta forma de muerte voluntaria agita los estratos de la psique colectiva y de la organización social.

Una de las figuras que representan el suicidio es el jabalí (el animal que expresa el arrojo irracional hasta el suicidio *5, relacionado así con la impulsividad). Es el acto máximamente contrario al soporte de la evolución (la propia vida), un acto considerado en varias tradiciones como un crimen. Sin embargo, desde la concepción hinduista, el suicidio solo puede suprimir el aspecto exterior de la realidad, el ente (que es una manifestación del ser, pero no lo agota). No se puede salir del universo ni siquiera a través del suicidio. A la vez, desde el lado existencial moderno, el suicidio es la destrucción del mundo: la existencia de uno mismo es la totalidad, y ésta se acaba al morir.

En algunas culturas, como en el feudalismo japonés, el suicidio ha sido un rito de honor, una acción éticamente meritoria para deshonrar al enemigo, para responder al fracaso o al desamor, o para expresar lealtad a un superior muerto. También en el mundo grecorromano se concebía el suicidio como acto consecuente con la desesperación y la vergüenza (el suicidio de Áyax en la Odisea, dejándose caer sobre su propia espada), como respuesta aceptable a las desgracias (en el estoicismo), o incluso como herramienta de sanción política (la condena pública a beber la cicuta en el mundo griego, por ejemplo). En otras tradiciones, las devastadoras consecuencias en las personas cercanas lo convierten en un acto reprobable o condenado (con consecuencias legales, políticas, religiosas, éticas y médicas). El mundo judeocristiano lo consideraba prohibido y condenable, puesto que se asume humanamente una prerrogativa divina (la capacidad de destruir la vida). En la Divina Comedia, de Dante, los suicidas están situados en el infierno. En la India se desaprobaba (excepto en el ritual de inmolación obligatoria de las viudas en la pira funeraria) y se prohibía también en el budismo y el islam (aunque en ambas tradiciones han existido las autoinmolaciones por motivos políticos). Desde antiguo ha sido un tema de controversia pública, y ésta continúa en la actualidad.


*5 J.E. Cirlot (1992), Diccionario de símbolos, ed. Labor.


¿Y cómo ha sido considerado simbólicamente el suicido?

La muerte está relacionada con la iniciación, la reintegración, el cambio de estado, el paso. Reúne el cuerpo con la tierra y el alma con el espíritu *6 . El suicidio puede simbolizar la necesidad de reformar o suprimir una zona de la propia personalidad. Una evasión que a la vez busca la transformación, un esfuerzo inconsciente por compensar lo ineficaz de la personalidad, una exigencia de muerte figurada o autosacrificio para pasar a un mayor conocimiento de uno mismo, a una etapa de mayor conciencia o madurez. En este sentido, tendría un carácter iniciático (como sugiere, por ejemplo, R. Bly en Juan de Hierro respecto a las autolesiones en la juventud *7).

Algunos antiguos rituales agrarios de regeneración vinculaban el balanceo (el columpio) con la fecundidad de la tierra; el balanceo sería una llamada al viento, y el viento, al expandir las semillas, traía la fecundidad. En Grecia, este ritual se unía a una leyenda de expiación, en la que unos pastores ebrios habían matado a Icario, el que les dio el presente del vino. La hija de Icario se colgó de un árbol junto al cadáver de su padre, y las jóvenes de Atenas la imitaron. Se instituyó así una fiesta en la que las muchachas jóvenes se colgaban de los árboles (mujeres y árboles como signos de vida y de regeneración). El balanceo de los cuerpos sería el equivalente simbólico del columpio, y su movimiento, el que atraería la fecundidad. Más tarde fueron sustituidos por efigies (discos con rostro humano).

Pero es más frecuente la acepción negativa del suicidio, por su fuerte coste social: muchos sistemas de pensamiento lo consideran intolerable. Es un acto en el que la psique se ve inundada por una fuerza destructiva, “la afilada y dura espada de la autocrítica que penetra mortalmente en el punto más vulnerable de uno mismo *8”. Las motivaciones pueden ser, como hemos señalado, muy variadas (honor, soledad, despecho, rebeldía, desesperación, sensación de pasado irredimible o de futuro imposible).

El suicidio expresa una energía inconsciente (Thanatos, instinto de muerte en el psicoanálisis) que arrastra al dejarse ir, en lucha con el instinto de supervivencia. Es una energía que también está conectada con el Eros. Son numerosas las historias de amantes que, ante la imposibilidad de vivir su amor, deciden morir en él: Píramo y Tisbe, Romeo y Julieta, los amantes de Teruel, y tantos otros ejemplos. Esta misteriosa proximidad entre el amor y la muerte se verá también reflejada en los cuentos que vamos a analizar. Amor, vida y muerte.

En Prohibido suicidarse en primavera Alejandro Casona plantea un escenario paradójico: la creación de un lugar ideal para suicidarse. A él acuden personas que desean acabar con su vida y encuentran diferentes escenarios en los que poder ejecutarlo. En esta historia, las personas desesperadas que encuentran un entorno cuidadoso, vital, positivo y bello abandonan su intento originario y descubren la manera de reconectarse con la vida a través de la conexión con otros, con el entorno y con su propia historia. En suma, el contexto aparentemente favorable al suicidio les acerca las motivaciones de vida. Un ingenioso recurso psíquico para la restauración y el nuevo comienzo (que parece ser la demanda que late en los intentos de suicidio). Baudry *9 considera que “alguien se mata cuando le sobreviene una situación que rechaza” y que, por tanto, incluiría un elemento de huida de una situación adversa, pero también tiene el significado, especialmente en los jóvenes, de querer modificar algo, para acelerar un cambio. Drewermann también afirma que los suicidas “buscan su vida en la muerte porque la clase de vida a las que se les fuerza, no es vida” *10 . El hecho del suicidio se enmarca en una red de interacciones humanas y sociales. Como afirma Baudry, “el acto de matarse no significa solamente una necesidad de amor, como suele decirse muy vagamente. Es una violenta llamada de atención a una redefinición del orden interrelacional” *11.


*6 J.C. Cooper (2007), Diccionario de símbolos, Ed. Gustavo Gili.

*7 Bly, R.(1998), Iron John, Gaia Ediciones

*8 AAVV, El libro de los símbolos, voz “suicidio”, pag, 752, Taschen

*9 Baudry, P. Nuevos datos sobre el suicidio, Concilium: Revista internacional de teología, ISSN 0210-1041, Nº 199, 1985, págs. 315-325

*10 Drewermann, E., Vom Problem des Selbstmordes oder von einer letzten Gnade der Natur (II), en Studia Moralia 22 (1984) 17-62.

*11 Baudry, P. Nuevos datos... p. 324.


Es delicado hablar sobre las intenciones de los suicidas, puesto que, a pesar de ser un acontecimiento público, el suicidio es también un acto misterioso de profunda intimidad. Es difícil, asimismo, distinguir si la intención es desaparecer, dejar de sufrir, destruir el mundo o cambiar el mundo. Quizá sea un poco de todas estas cosas. Quizá es una desesperada petición de ayuda. En cualquier caso, nos interpela en el sentido del cambio. Es una pregunta para los que nos quedamos: ¿qué mundo es éste, del que algunos se quieren ir? ¿Qué habría que cambiar en él para que fuera deseable para todas las personas que lo habitan?

Novia falsa y novia verdadera

La falsa novia es una de las versiones del rol de falso héroe que Vladimir Propp identificó para los cuentos populares rusos, y que puede encontrarse a lo largo y ancho de la literatura tradicional de muchas naciones. El falso héroe es un personaje del mismo sexo que el/la protagonista; en su aparición pretende suplantarle, y en el transcurso de la historia se descubre la suplantación y recibe un castigo. En ocasiones aparece al principio del cuento, como en La pastora de ocas o La novia blanca y la novia negra *12. Otras veces aparece cerca del final, y el descubrimiento de la suplantación es la última prueba que el héroe o heroína debe superar para alcanzar la plenitud.

Estrella Ortiz *13 nombra a la falsa novia (así como el letargo y el olvido) como una de las representaciones arquetípicas de la sombra en el proceso de reconocerse a uno mismo y poder encontrar una pareja como símbolo de la ampliación de la personalidad, y de adquisición de la madurez y autonomía que se requieren para gobernar el propio destino.

Son numerosos los cuentos que contienen el motivo de la falsa novia: La doncella Maleen, El tambor, La pastora de ocas, El horno de hierro, La novia blanca y la novia negra (en el que la novia verdadera aparece como pato blanco), Los dos príncipes, Hermano y Hermana *14 (con la hermanastra tuerta ocupando el lugar de la reina). La falsa novia -en ocasiones falso novio o segundo marido, como en El rey de la montaña de oro *15- puede aparecer como criada (apartado 425G de la clasificación ATU: La sirvienta suplanta a la heroína dormida); o como novia elegida por el rey/padre, pero en la mayoría de los casos es una hermana *16 o hermanastra de la novia verdadera. En una gran cantidad de historias de este tipo la novia verdadera soborna a la falsa para conseguir pasar tres noches junto al príncipe dormido; a la tercera ocasión, y advertido por alguna voz externa, el príncipe permanece despierto, la encuentra y la reconoce*17 . También puede ocurrir que se las diferencie mediante una tarea difícil que la novia falsa no puede llevar a cabo y la verdadera sí *18 . La sustitución es parte del tipo ATU 403A, La novia blanca y la novia negra.

La temática de la falsa novia podría tener como origen el conflicto entre dos sistemas matrimoniales enfrentados en la cultura indoeuropea, el de un matrimonio “libre” y otro “concertado” por el sistema familiar *19 . Pero no nos fijaremos tanto en cuál pueda ser la referencia antropológica de esta imagen como en el significado simbólico que puede aportarnos para comprender el proceso de maduración personal del héroe y/o la heroína.

En este caso nos vamos a detener especialmente en algunos cuentos en los que aparece un episodio de suplantación (una falsa novia) en un relato que contiene también un suicidio o un intento de suicidio. Entendemos que la relación entre estos dos elementos nos puede aportar un camino de reflexión sobre la experiencia del suicidio en la actualidad y sus posibles significados. Estas tres historias son “El príncipe durmiente”, “La peregrina” y “La sirenita”. También nombraremos las historias del tipo “El diablo maestro” en relación con la escena del suicidio.

El primer cuento aparece en la clasificación de Aarne y Thompson en la sección “El príncipe encantado”, como ATU: El príncipe encantado. 425G “La sirvienta suplanta a la heroína dormida”. Nos basamos aquí en la versión recogida por A. R. Almodóvar en Cuentos al amor de la lumbre (Anaya, 1983). En el mismo volumen, Cuentos maravillosos, y dentro de la sección titulada “Blancaflor“ se encuentra “La peregrina”. Éste último procede del décimo tomo de la Biblioteca de las Tradiciones Populares Españolas y fue recopilado por Sergio Hernández de Soto. Por su parte, “La Sirenita” es un cuento literario escrito por Hans Christian Andersen en 1836.


*12 Grimm, J. y W., Todos los cuentos de los hermanos Grimm, Ed. Rudolf Steiner, 2015.

*13 Ortiz, E. (2015), Una observación psicológica de los cuentos tradicionales, AEDA, https://narracionoral.es/index.php/es/documentos/articulos-y-entrevistas/articulos-seleccionados/1008-una-observacion-psicologica-de-los-cuentos-tradicionales

*14 Todos ellos recogidos por los hermanos Grimm, op.cit.

*15 Hermanos Grimm, op.cit.

*16 Stith Thompson, The Folktale, p 117, University of California Press, Berkeley Los Angeles London, 1977

*17 ATU 425A, Tres objetos a cambio de tres noches en la habitación del príncipe

*18 Maria Tatar, p 199, The Annotated Classic Fairy Tales, ISBN 0-393-05163-3

*19 A.R. Almodóvar, https://web.archive.org/web/20100729104656/http://weblitoral.com/estudios/a-proposito-de-blancaflor


Cuentos que hablan del suicidio

Veamos, pues, cómo algunos cuentos tradicionales han incluido el suicidio en el relato: “La Peregrina”, “La Sirenita”, “El príncipe durmiente”, “Piedra de dolor y cuchillo de amor” *20. Estos relatos nos ofrecen distintas partes de un mismo proceso, y consideramos que mirarlas en conjunto nos aporta elementos complementarios para ilustrar el camino de salida del hogar, encuentro con el sí mismo y con el otro, y desarrollo de una relación madura y estable.

En estos cuentos hay un personaje femenino (muchacha o princesa) que se encuentra con un príncipe y establece una relación con él. En el caso de “El príncipe durmiente” esta relación sucede después de un largo proceso de búsqueda, exposición, riesgo y aprendizaje: la muchacha ha salido de la casa de su padre llevada por una determinación muy concreta y muy abierta al mismo tiempo, ha atravesado numerosas dificultades y penalidades (ha roto unos zapatos de hierro, ha eludido a los perseguidores, ha encontrado el camino misterioso pasando por las casas de los vientos, ha dado de comer a los leones de la entrada) y ha esperado el tiempo suficiente. En “La Sirenita”, la muchacha ha abandonado su mundo de origen transgrediendo el mandato paterno y pagando por ello con la pérdida de su voz, y ha salvado al príncipe de morir ahogado. En “La peregrina”, esta búsqueda inicial que desarrolla el personaje femenino no consta: el relato comienza con el príncipe, que está en su encantamiento (un encantamiento que además es un lugar físico) y que tiene permiso para salir a cazar. En una de estas salidas encuentra a la muchacha -parece un encuentro azaroso- y entablan relación (ella se va a vivir con él a su encantamiento).

En todos los casos, se nos ubica en un estadio de evolución maduro, con dos personajes que están aparentemente preparados para una relación compartida. Sin embargo, esta relación tiene condiciones, y si las condiciones no se cumplen, no es posible la integración.

El príncipe de “La peregrina” termina su encantamiento de manera natural (no por acción externa: no es salvado) y en este punto debe regresar a casa de su padre, y, podemos suponer, recibir su bendición para el camino que desea emprender por su cuenta. (Este elemento de la bendición paterna no está presente en el caso de “El príncipe durmiente”, ni en “La Sirenita”). Para ello debe dejar el encantamiento y la relación que ha construido en él. Este viaje requiere que ella permanezca donde se han conocido y que no esté dormida cuando él se va. Dormirse y olvidarse son elementos de riesgo que aparecen en muchas historias de este tipo, asociadas al momento en el que el príncipe regresa a encontrarse con su familia. Se produce, pues, una separación, que puede poner en riesgo el vínculo (lo que ha sido conquistado puede perderse, en el contraste con la familia de origen). Las señales que deja el príncipe en su partida son un puñal con mango de oro y flores. Del puñal hablaremos más adelante. Las flores son el sello de la primavera, y “no hay una señal más segura de la renovación del mundo, el despertar y el renacimiento” *21. En todo caso, se sugiere que queda por delante un proceso de desgarro y de renovación.

Para la muchacha de este cuento, aquí comienza el viaje. A pesar de la advertencia, se ha quedado dormida (inconsciente) y el príncipe ha partido. Con él desaparece todo el encantamiento (el palacio, los bienes, la comodidad). Ella encuentra el puñal y las flores y comprende que ha llegado el momento. Toma el puñal y las flores y se pone en marcha para alcanzar al príncipe, que va en carruaje, mientras ella corre a pie. En el camino intercambia sus vestidos con una peregrina: el ropaje que llevaba antes no era el adecuado; para este viaje de evolución su interior debe estar disponible de una manera diferente, más vulnerable. La muchacha ha de situarse en una condición de búsqueda mística, de transitoriedad y disposición a atravesar la complejidad para llegar al centro de sí misma y del vínculo. La peregrinación es el difícil camino desde el extrañamiento del mundo hacia el paraíso, la pertenencia y la unificación. Esto hará que ella no sea reconocible a primera vista. Cuando alcanza el carruaje y se pone a hablar con el príncipe, él también ha olvidado (la reconoce y no la reconoce). Es una hermosa imagen: el príncipe va en carruaje y la peregrina (como corresponde a su condición) va a pie; él va notando cómo crece el deseo de estar con ella, y la invita a subir al carruaje a pesar de las protestas de su padre. La lleva a palacio (la incorpora a su espacio) y quiere tenerla cerca. El proceso de recuerdo y reconocimiento va a requerir paciencia, presencia y humildad. Ella va dando sus propias señales (“Caballero que me enamoraste con rosas y flores ¡ay de mí! para olvidar mis amores”), pero la presencia del rey es todavía muy fuerte y domina sobre la conciencia del príncipe: el rey le elige la novia con la que se ha de casar y ese matrimonio se realiza (a diferencia de otros cuentos en los que el despertar y reconocimiento del príncipe se da antes de que se case con la falsa novia).


*20 Recogido por Sánchez Pérez con este título y por A.M. Espinosa como “Blancaflor, la hija del diablo”. De estas versiones nos fijaremos en la parte final, referida al momento de crisis de la protagonista femenina.

*21 Archive for Research in Archetypal Symbolism, El libro de los símbolos, Taschen


Algo parecido ocurre en la historia de la Sirenita: ella vive en palacio con el príncipe como amiga íntima y querida, a la que se le requiere presencia constante, pero sin ser reconocida (el príncipe ignora que es ella quien le sacó de las aguas). La Sirenita ha emprendido un camino de abandono de su hogar original, de exploración arriesgada, de cambio de mundo y de identidad. En ese proceso ha salvado al príncipe, ha sufrido pérdidas, ha descubierto un mundo nuevo, ha establecido un vínculo, pero un vínculo ambiguo, puesto que no puede hablar. Y también ella llega a ver cómo el príncipe se casa con la falsa novia (que obtiene lo que correspondía a la Sirena, esto es, el amor del príncipe, como si hubiera sido ella quien lo ha salvado).

¿Qué ha ocurrido? El alma se equivoca en el proceso de búsqueda. El príncipe establece alianzas inapropiadas, porque está “encantado”. Las establece por sí mismo (al despertar encuentra allí a la negra) o porque el rey le elige la novia (“es por tu bien”). No es capaz de contradecir la autoridad del rey, o no quiere. A la novia verdadera la reconoce y no la reconoce, la quiere cerca pero no sabe para qué. Ella ha hecho un camino difícil, de desprendimiento, de búsqueda, de riesgo, de cambio. El sigue vinculado a su origen y determinado por éste, no ha salido de casa (o no ha completado la salida). Este punto del proceso puede observarse también, por ejemplo, en el caso del príncipe de Cenicienta: a pesar de haber encontrado ya a la mujer deseada y buscarla por todo el reino, se deja engañar dos veces. Dos veces se lleva consigo la novia equivocada y tiene que advertirle el pájaro: “la novia que llevas no es la verdadera, es la que en casa todavía espera *22”. Ella tiene que esperar: en casa, al pie de su cama, en su palacio…

En “El príncipe durmiente” también hay un proceso semejante de reconocimiento velado: el príncipe, ya convertido en rey, se ve obligado a casarse con la negra por obediencia al encantamiento -es la que está a su lado cuando él despierta-, es decir, por respeto a la autoridad y al rol que le toca cumplir. En su interior hay algo que le indica que la situación no es correcta, que no es coherente con su deseo, pero se siente impotente para cambiarla. Por lo tanto, hace lo que corresponde a la situación y va a buscar regalos para los invitados a la boda. La muchacha le pide “una piedra dura, dura, y un ramito de amargura”, y él los encuentra. En ese proceso descubre para qué son esos objetos (la piedra dice la verdad y el ramito es para los que están cansados de vivir). Esto le permitirá asomarse en secreto a la habitación de la muchacha y escuchar el relato de sus penalidades.

La enumeración de esfuerzos y sacrificios es una escena que aparece también en otros cuentos con diferente desarrollo, del tipo el diablo maestro (“Piedra de dolor y cuchillo de amor”, o “Blancaflor, la hija del diablo”). Intersectamos aquí esta escena, que no aparece en “La peregrina”, porque entendemos que explicita lo que dicho cuento calla: el recorrido de la muchacha desesperada hacia el suicidio, o cómo se materializa el deseo de morir. Es una escena sumamente reveladora para simbolizar el estado de desesperación que precede al acto suicida. Aparentemente es una descripción objetiva de los hechos; pero el sufrimiento que se revela en la enumeración es tal, -y, sobre todo, ante la conciencia de inutilidad del esfuerzo-, que la consecuencia que emerge de ello es la necesidad de morir.

En algunos casos la piedra solamente recibe el relato de las dificultades y esfuerzos de la princesa y las confirma, y en otros, además, se rompe con cada uno de los esfuerzos o sufrimientos descritos. La escena comienza con la delimitación de un espacio íntimo: la princesa se encierra en una habitación, y el príncipe o rey se las arregla para escuchar sin ser visto. En este espacio la princesa se coloca ante los dos objetos, y se dirige primero a la piedra. En cada alocución hay una invocación a la piedra, seguida de una pregunta definida y cerrada a la que la piedra responde:

-Piedra de dolor/piedra dura dura/piedra dura que contemplas el paso de los años, piedra sabia que guardas los secretos de antaño, *23 ¿Recuerdas……? ¿No fui yo quien…..? ¿Verdad que….?

A la enumeración de las desgracias la piedra contesta afirmativamente (corrobora la versión de la princesa, esto es, valida su proceso). Esta validación es clave, porque el personaje, en su situación de aislamiento y soledad, no tiene con quién contrastar su experiencia. No hay ayudantes mágicos, personas sabias o soporte de los antepasados. Pero la piedra encarna esas características en tanto actúa como interlocutora -se le puede hablar, y responde, y confirma la experiencia-. En la versión recogida por Aurelio M. Espinosa de El diablo maestro, además de escuchar, la piedra se parte de dolor, un poco más a cada desgracia descrita. De alguna manera recoge la potencia emocional del sufrimiento y expresa lo que eso significa: hasta las piedras se parten ante semejante dolor. Llegada a este nivel de conciencia de sufrimiento, la muchacha siente que no puede más, que su resistencia ha tocado un límite:

-Si la piedra se parte de dolor ¿cómo no se ha de partir mi corazón? Cuchillo de amor, ¿qué me merezco yo?

-Que te des muerte, Blancaflor.

-Pues si todos mis sacrificios han sido inútiles y se casa el rey con otra ¿qué me resta? ¡Solo morir!

Este es, pues, el clímax de la historia. Es demasiado dolor. Después de semejante viaje, de padecimientos y superaciones (incluso cuando este momento ocurre en la segunda parte de la historia, en el caso de Blancaflor, cuando la mujer ha sido madre y ha perdido dolorosamente a sus hijos) la única salida a la vista es morir. Es un suicidio por exceso de sufrimiento, por desesperación, porque todo lo pasado no tiene sentido, ha sido inútil. Lo que busca en este momento la protagonista es el fin del sufrimiento. En el plano humano, la situación no tiene salida.

Y, con todo, la presencia de la piedra, el diálogo de validación y la recogida de experiencias tiene un sentido profundo en la trama. Es la oportunidad para el despertar del príncipe, para que se dé cuenta, para que el difuso reconocimiento en el que se situaba se convierta en claridad. El príncipe escondido sale de su ocultamiento, empuja la puerta, sujeta a la muchacha, pide perdón, confirma su vínculo (“yo soy tu marido, tú eres mi verdadera esposa”). Ser testigo de este diálogo le permite al príncipe/rey reaccionar, afirmar su relación con la novia verdadera, convocarla de nuevo a la vida. Escuchar las penas de manera abierta y sin juicio puede restaurar el contacto con la vida.

Justo antes de que el príncipe entre en acción, la princesa/reina ha tomado una decisión, ha cogido el puñal o el ramito. Es el elemento que define el paso, un puñal para el corazón. Expresa la herida profunda del abandono. El puñal de oro es el cuchillo de dolor, como se recoge en la popular copla: “Toma ese puñal dorao / y ponte tú en las cuatro esquinas / y dame tú puñalás / y no me digas que me olvidas / y no me lo digas jamás” *24 . El puñal es un símbolo del intelecto humano, que separa y diferencia, que discierne, corta y desgarra. Representa la muerte violenta (y una violencia eficaz): permite realizar cortes rápidos y precisos, y por ello es propio de rituales. Se usa en situaciones de proximidad, incluso de sigilo, a corta distancia. En su versión más íntima, es la herramienta de la autolesión o la automutilación (que puede indicar una búsqueda, la de sentirse vivo a través del dolor). Puede ser instrumento de destrucción gratuita, pero también de deconstrucción y adaptación. Está, por tanto, relacionado con la sanación, la creatividad y la magia. Es una herramienta espiritual (también sugerido por el hecho de que el mango sea de oro).

En “La peregrina” y en “El príncipe durmiente” el puñal se pone en acción; en “El príncipe durmiente” tiene una representación más suave, como ramito -quizá sugiriendo el veneno, una fórmula menos agresiva-. La sirenita, sin embargo, lo deja caer: el puñal queda fuera de juego; ella no se atreve, no actúa. Podemos decir que decide por omisión. Quizá por eso tampoco hay una resolución de vida; la sirenita se deja morir, no se mata. En su caso, la redención (interpretada habitualmente como final feliz, pues es la adquisición de un alma inmortal por parte de la Sirenita) es un proceso espiritual largo y difuso en el que ella es rescatada en otro plano, no en el espacio-tiempo en que sucede la historia. Este final ambiguo puede tener que ver con el carácter complejo y la biografía del autor del cuento. Se ha sugerido que está relacionado con una experiencia de desamor del propio Andersen *25. También interviene en ello el sentimentalismo religioso del autor y sus ideales espiritualizados *26.

En los cuentos tradicionales, en cambio, hay una respuesta a la inquietud de la búsqueda, hay una resolución. El amago de abandono y fracaso que plantea el olvido del príncipe se resuelve positivamente, de alguna manera él despierta, aunque sea a través de su propia muerte (como es el caso en “La peregrina”). En dicho cuento, en el que la tensión dramática ha sido llevada al extremo (hay tres suicidios consecutivos), aparece también la resurrección mágica. Hay una segunda oportunidad, hay una respuesta en el plano trascendente. Este es el sentido de las flores: la muerte es la puerta a un renacimiento. La apertura de ese nuevo espacio, en el que el príncipe confirma su decisión, en el que el rey y la reina aceptan la decisión de su hijo, se hace posible a través de una paloma (espíritu), que trae la curación a través de un líquido y una pluma (objetos mágicos suaves, frente a la dureza de la piedra y el cuchillo). La otra muchacha, sin embargo, no puede volver a la vida. La elección implica renuncia. La falsa novia queda fuera de juego. En la mayor parte de las historias, la falsa novia recibe una sanción o castigo que la elimina de la escena. En este caso ha sido una extinción voluntaria ante la falta de perspectivas.

La reafirmación del príncipe es una parte fundamental de esta resolución; la elección verdadera expresa que él también ha madurado, que es capaz de confirmar su opción y sostenerla. Los cuentos de la falsa novia y el olvido del príncipe contienen esta tensión, vivida por el príncipe, entre la lealtad a la familia y el cumplimiento de roles previstos, por un lado, y la maduración personal y la elección de su propio camino vital. Como se expresa en “La novia verdadera”, recogido por los Grimm, cuando el príncipe reconoce a la verdadera novia puede salir de la casa de sus padres (“No tengo por qué seguir aquí” *27) y emprender un proyecto propio en pareja. Si entendemos esta imagen en términos intrapsíquicos, tiene la misma validez: la opción verdadera pone en armonía a las diferentes partes de la psique y permite a la persona emprender su camino de manera integrada.

¿Qué podemos concluir de todo ello? Si pensamos en el suicidio juvenil, en la expansión de esta tendencia a la autolisis en edades tempranas, nos encontramos con la pregunta sobre la falsa novia en la actualidad. ¿Cuáles son las “falsas novias” de las personas jóvenes, qué seducciones alienantes se están encontrando, qué les impide conectarse a la vida? La respuesta no es única ni simplista, y nos invita a ponernos en actitud crítica y al mismo tiempo respetuosa, abierta y sin juicio. También tenemos delante la difícil tarea de discriminar entre los medios y los motivos: podemos observar que en un medio tecnologizado con una lógica de consumo sensacionalista se dan entre los jóvenes actitudes de agresividad normalizada, intolerancia a la frustración, dificultad con la intimidad, falta de habilidades sociales, ansiedad y angustia. ¿Es por esto o es a través de esto? Sea como fuere, parece que los y las adolescentes que viven en el bosque digitalizado, habitado por lobos tales como la pornografía, la violencia y la invitación al consumo permanente, tienen difícil encontrar su propio camino. En el contexto de las redes sociales se está produciendo un “encantamiento” de la adolescencia, en el sentido que los cuentos nos traen, un encantamiento por enajenación, distanciamiento de sí mismos y del mundo real, por falta de crecimiento y paralización.

El mundo adulto no está aportando una guía, una orientación válida y reconocible con la que las personas que están construyendo su identidad se puedan manejar para tomar sus propias decisiones. Tienen a su alcance herramientas muy poderosas, pero faltan los manuales ¡y los códigos! de uso: para qué nos servirán nuestras poderosas tecnologías, qué tipo de sociedad vale la pena construir con ellas, qué valores la configuran, y cómo podemos hacernos personas completas, íntegras, conectadas con nuestros propósitos genuinos, capaces de relacionarnos y felices. Ha empezado a plantearse un debate social sobre los límites de uso y de acceso a la tecnología. Pero para orientarnos en el ser hace falta algo más que límites y prohibiciones. ¿Qué clase de vida necesitan vivir las personas jóvenes para poder construirse adecuadamente a sí mismas y con las demás? Esta es una pregunta que no podemos eludir por más tiempo. Nos las tendremos que arreglar para propiciar experiencias de dignidad, de conciencia corporal, de escucha interna y externa, de contacto con la historia y el origen, de pertenencia, de creatividad, de cuidado de la vida, de respeto y de trascendencia. Será precisa una conciencia despejada para identificar cómo el sistema en el que nos movemos, las lógicas con las que funcionamos y los mensajes que alcanzan a los jóvenes pueden desvincularles de la vida, y hacerles sentir tan extrañados, amenazados y doloridos como para buscar una salida urgente y radical. También tendremos que estar dispuestos, como colectivo social, a hacer las necesarias renuncias y transformaciones, a escuchar más claramente sus opciones y necesidades. Nos están dando una señal clara: por ahí no vamos bien. ¿Podemos tomarnos en serio este mensaje?

El rey y la reina, en “La Peregrina”, sólo cambian de actitud cuando sufren el dolor de la pérdida violenta de un hijo y son testigos de otras dos muertes. Es una buena llamada de atención a las personas adultas de esta sociedad: ¿podemos generar mejores condiciones y una escucha más respetuosa y enfocada para no tener que llegar al sacrificio de la juventud? Es posible que esto implique cuestionarnos nuestros modelos de producción, consumo y organización social, nuestras lógicas de relación y el papel que tienen en nuestras vidas la educación, la dignidad y el amor. ¿Podemos ofrecerles mejores perspectivas y confiar más en sus propios procesos, y dedicarnos a acompañarlos? ¿Podemos aportar relatos de dignidad, de autoconciencia, de lealtad al proceso personal y de compromiso con uno mismo, para que puedan orientarse?

Desde la Cuentoterapia sabemos que escuchar, interiorizar y dejarnos interpelar por las antiguas y sabias historias de la tradición del mundo es sanador e iluminador. Hemos ido reconociendo que es valioso dar espacio a identificar y validar los sentimientos, ayudar a darles forma, como una piedra sabia y paciente. Y diferenciar lo útil, necesario y orientador de lo que no es, como un puñal con mango de oro. Cuando hacemos esto de manera consciente y arriesgada puede llegarnos ayuda inesperada desde otros planos, como una paloma sanadora. En todo caso, tengamos siempre presente la pregunta: ¿Qué es lo que de verdad nos importa? ¿Qué hace falta para que podamos vivir vidas que valgan la pena? Y para esto, cada cual tiene su propia respuesta.


*22 La Cenicienta, versión de los hermanos Grimm de la Editorial Everest, pag,54

*23 Fórmula planteada en la versión del cuento “El príncipe durmiente” en Tarot de los cuentos. El Camino del Tarot en los cuentos maravillosos de la península ibérica, L. Hernández Pallarés y F. Jorquera, 2019.

*24 Versos de Rosario Monje popularizados por Carmen Linares

*25 Norton, Rictor (1998). My Dear Boy: Gay Love Letters through the Centuries. United States: Leyland Publications. ISBN 0943595711. 

*26 Boggild, J & Heegard, P, (1993) Ambiguity in H.C. Andersen´s Little Mermaid, https://web.archive.org/web/20160404150516/http://andersen.sdu.dk/forskning/konference/resume_e.html?id=9708

*27 https://www.grimmstories.com/es/grimm_cuentos/la_novia_verdadera

Las siete imágenes que ilustran este artículo pertenecen a la serie de acuarelas sobre papel titulada Vivir en el limbo, creada por el artista canario Carlos Rivero y expuesta entre el diez de marzo y el veinticuatro de abril de 2009 en la Galería El Aljibe, del lanzaroteño Centro Insular de Cultura El Almacén.




































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































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