De los talleres a los comandos

Mercedes Aguilar Bañón.

Psicóloga y docente de AICUENT. Trabaja en el Proyecto de Intervención Familiar del Ayuntamiento de Albacete. Fundadora de la Escuela de Cuentoterapia de Albacete, que actualmente codirige.

En marzo de 2015 se realizó el primer taller de cuentoterapia en Albacete. No pudo decir que fuese entonces cuando se puso en marcha la Escuela de Cuentoterapia en nuestra ciudad. En aquel momento, no sabía lo que era una escuela de cuentoterapia. Si puedo decir que ese momento marco un antes y un después. No solo para la difusión de la cuentoterapia en Castilla La Mancha, sino, un antes y un después en mi vida. Me resulta imposible hablar de la Escuela de cuentoterapia de Albacete y no hablar de lo que esta ha supuesto para mí o de cómo ha influido en la vida de muchas de otras personas que han pasado por sus talleres.

Aquel fin de semana pretendía ser una única experiencia que nos introdujese en el mundo de la cuentoterapia. Organizarlo resultó muy sencillo. Confluyeron por una parte, un grupo de mujeres que llevábamos un tiempo reuniéndonos en torno a los cuentos que recoge Clarissa Pinkola en su libro “Mujeres que corren con lobos”, algunas lobas de la manada no habían olvidado su amor por los cuentos y seguían contándoselos a sus retoños, o en el trabajo, o a sí mismas. Por otra, un grupo de personas maravillosas que pusieron a nuestra disposición el local que utilizaban para reunirse, la Asociación Hirundel. Y finalmente, la antigua amistad con Lorenzo Hernández quien, con su sempiterna bonhomía solo ofreció facilidades para llevar a cabo ese taller. De esta manera surgió la sinergia necesaria para impulsar la puesta en marcha no solo de un taller, sino de una Escuela.

La mayoría de las personas que asistimos a él quedamos encantadas por la magia de los cuentos. Nos volvimos “amantes de los cuentos”. Nos enamoramos y ya sabéis lo que nos sucede a las personas enamoradas: queremos más, más tiempo en presencia de nuestro amor, más actividades compartidas con nuestro objeto de deseo, más profundidad en nuestra relación… Lorenzo, como siempre, supo captar el flechazo que surgió en el grupo y entonces, me explicó lo que era una Escuela de cuentoterapia.

Me gusta imaginar que la formación en cuentoterapia es un mapa similar al mapa que contienen los cuentos maravillosos. Es el mapa de la cuentoterapia. A cada persona que lo recorre le facilita un plano que le va a permitir transitar por su itinerario vital. Incluyendo en muchas ocasiones el itinerario profesional, por supuesto. Pero en aquel momento yo todavía no sabía nada de esto.

Tras ese primer taller fueron llegando otros. Con ellos aparecieron más magos, sabios y duendes que nos regalaban objetos mágicos, que nos enseñaban los diferentes caminos a recorrer. De esta forma tan amable, cada uno en su territorio personal va generando su propio mapa que le acerca a su desarrollo personal y en ocasiones, a su desarrollo profesional. Porque una de las características del preciado mapa de la cuentoterapia es su flexibilidad, tanta que permite a cada alumno, a cada alumna, crear y andar su propio camino en función de sus necesidades y circunstancias. La estructura de la formación te ofrece un marco, pero permite que cada cual lo transite conforme se sienta preparado para dar el siguiente paso. ¿No es mágico? ¿Cuándo os habéis encontrado con una formación que se adapta de tal manera a su alumnado? Generalmente se nos ofrece la opción contraria: es el alumno quien tiene que adaptarse a la estructura formativa.

Personalmente suelo decir porque es cierto, que Lorenzo Hernández me hizo un gran regalo en aquel primer taller: me ofreció la posibilidad de sacar a la luz muchos de mis talentos escondidos. Quienes le conocéis sabéis perfectamente de lo que estoy hablando, seguro habéis experimentado el efecto de su generosa mirada siempre atenta a lo mejor de cada persona.

El segundo “momentazo” de la Escuela de cuentoterapia de Albacete fue también mágico, como no puede ser de otra manera. Sucedió en el II Encuentro Internacional de Cuentoterapia. Aquel diciembre de 2016 salieron desde Albacete varios coches llenos de amantes de la cuentoterapia rumbo al Encuentro. Y muchas de nosotras volvimos cambiadas. En el Encuentro descubrimos diversas experiencias de aplicaciones prácticas y diferentes maneras de contar cuentos, en todas ellas se manifestaba el poder sanador de los cuentos. Vivimos en definitiva, como cada persona singulariza la cuentoterapia convirtiéndose en hada o mago. Nuevamente se originó una sinergia que nos permitió crear los “Comandos de cuentoterapia”. Nuestra imaginación visualizó a pequeños grupos formados por personas en formación que se reunían para organizar actividades puntuales para difundir la cuentoterapia en nuestra ciudad. De esta manera el grupo nos ayudaría a mejorar nuestra forma de contar cuentos, a profundizar en los entresijos de la cuentoterapia, impulsaría la creación de actos psicosimbólicos…Y lo conseguimos…Hemos aplicado la cuentoterapia en grupos compuestos por personas con enfermedad mental, otras con altas capacidades, en personas de tercera edad, con familias, con niñas y niños en general o que han vivido violencia de género…hasta con un pequeño pueblo que salió de la sesión más unido y dispuesto a vivir sus fiestas con mayor ilusión, aunque realmente ya estaban predispuestos a ello.

El tercer gran acontecimiento para la Escuela de Albacete fue convertirse en la ciudad acogedora del IV Encuentro Internacional de cuentoterapia celebrado en diciembre de 2019. Otro precioso regalo de Lorenzo y de todos los magos y hadas que hacen posible la existencia de la Asociación Iberoamericana de Cuentoterapia.

Colaborar en la organización de aquel Encuentro volvió a poner en evidencia el verdadero motivo que mantiene y hace crecer a la Escuela de Albacete: el grupo de personas que con todo su amor hacia los cuentos y con su agradecimiento sincero a quienes nos siguen ayudado a transitar nuestro camino, la sustentan.

Este artículo se publicó originalmente en el número 6 de la revista anual de AICUENT, en la primavera de 2021. Las ilustraciones fueron realizadas para la ocasión por Yasmina Escalona Moyano, coordinadora de la escuela de Cuentoterapia de Madrid, y constituyen recreaciones ilustradas de fotografías tomadas durante las actividades de la escuela de Albacete. En la primera aparece la cuentoterapeuta Amalia Marimbaldo Rosa y en la segunda, la autora del artículo.



































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































Anterior
Anterior

Los colores de Laura

Siguiente
Siguiente

Pie de foto (XX)